martes, 9 de octubre de 2012

Crónica de la visita a las cuevas

Ruta: Parque Natral de los Cerros de Alcalá; vista a las cuevas.

Distancia: 8 Km.

Dificultad: Baja



El domingo día 9 de septiembre, el Grupo de Caminantes realizamos nuestra primera salida después del descanso estival.

Tras el largo y caluroso verano que ha arrasado hasta con la última brizna de hierba, los Caminantes optamos por una ruta cercana y que no exigiera demasiado esfuerzo. Decidimos visitar las cuevas del Parque Natural de los Cerros de Alcalá.

Para muchos de nosotros fue una sorpresa conocer las abundantes cuevas que existen por los cerros terrosos y pelados cercanos al Río Henares y más sorprendente fue  comprobar que hasta a las cuevas de más difícil acceso, habían llegado visitantes y habían dejado además de su huellas, la basura que denota su pésima educación

Continuamos nuestra marcha visitando las escasas ruinas del que fuera Castillo de Alcalá la Vieja. Cuando en el año 714 los hombres al mando de Tarik ganaron estas tierras visigodas para el Islam, construyeron una pequeña atalaya en el cerro que estábamos pisando, cercano al río y punto estratégico para protegerse de las invasiones de lo cristianos del norte. El río Henares y el Cerro del Ecce Homo fueron sus barreras naturales.

Cuando más tarde la pequeña fortaleza se amplió convirtiéndose en una ciudadela que fue creciendo en población durante el siglo X, se construyó un recinto amurallado cuya puerta principal con arco de herradura hoy también pudimos ver y cruzar, notando que está bastante bien recuperada y limpia.

Hemos comentado que aunque despacio, se van recuperando partes de las ruinas de esta fortaleza triangular de dos hectáreas de la que una torre albarrana permanece en pie desafiando el paso del tiempo en contra de sus compañeras de las que solo restan los muñones de sus bases. También vimos por diferentes puntos, catas abiertas, pero el yacimiento, prácticamente permanece sin excavar

La mayor parte de la población de esta ciudadela vivió en dos arrabales por los que hemos caminado.

En las primeras crónicas, este lugar aparece como el castillo de Salam. Con el paso del tiempo se llamó castillo del Henares. A la capital de España, Magerit, se llegó a calificar en crónicas antiguas como “una pequeña población cercana a Alcalá”.

Fue en el año 1118 cuando el Arzobispo de Toledo Don Bernardo consiguió la rendición de esta plaza. Poco a poco los habitantes de este núcleo urbano se fueron trasladando al Burgo de Santiuste que había surgido alrededor del centro religioso dedicado a los Santos Niños y en esta villa medieval convivieron con judíos y cristianos comenzando a ser llamada  Alcalá la Nueva.

Alcalá la Vieja se fue despoblando pero se sabe que a finales del siglo XV aún tenía alcalde. En el siglo XVIII sin embargo, ya se describe en las crónicas como un castillo arruinado.

Curiosamente la Complutum romana que había terminado de desaparecer arrasada en el año 1048 por las tropas del último rey taifa de Toledo, no le dio nombre a la ciudad. Tampoco se lo dio el Burgo de Santiuste cristiano. Fue la Alkalá Nahar musulmana quien dio para siempre el nombre a Alcalá de Henares.

Era medio día cuando regresamos al aparcamiento del Parque de los Cerros y paramos a tomar una cerveza bien merecida y como viene siendo nuestra costumbre, hoy cambien hemos mezclado en nuestra ruta un paseo por la Naturaleza y por la Historia.

HASTA LA PRÓXIMA



 

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