jueves, 25 de abril de 2013

Próxima salida


GRUPO 
DE CAMINANTES         

PRÓXIMO RECORRIDO: 28 de abril

HORCHE--ARMUÑA DE TAJUÑA Camino REAL DE GUADALUPE
RAMAL: camino de los monjes


DISTANCIA: 10 kms
      

SALIDA A LAS 8 DE  LA

MAÑANA DEL PARQUE O`DONELL

NOTA: DEBIDO A LA DISTANCIA DESDE Alcalá 3€   los no CONDUCTORES

miércoles, 17 de abril de 2013

Próxima salida


GRUPO
  DE CAMINANTES         


       PRÓXIMO RECORRIDO: 21 DE ABRIL

   TORRE DEL BURGO---HITA
CAMINO DEL CID

DISTANCIA:10kms
      

SALIDA A LAS 8 DE  LA

MAÑANA DEL PARQUE O`DONELL


     NOTA: DEBIDO A LA DISTANCIA DESDE Alcalá 3€ los no CONDUCTORES

martes, 16 de abril de 2013

Crónica: Lupiana


Ruta: Lupiana - Horche por “El Camino de los monjes” y vuelta. Ruta circular

Distancia: 13  Km.

Fecha: 14 de Abril de 2013


Día de la REPUBLICA



Comenzábamos hoy la primera etapa de “El camino de los monjes”, camino que utilizaron los monjes Jerónimos y que unía el Monasterio de San Bartolomé de Lupiana en Guadalajara con el Monasterio de Guadalupe en Cáceres. “La Alcarria” y “Las Villuercas” unidas por la vía que trazaron los monjes que salieron desde Lupiana en el Siglo XV para fundar en Guadalupe.

La Orden Jerónima surge del interés de unos pocos jóvenes con vocación anacoreta que marcharon a vivir en cuevas en la orilla del Tajuña, entre Ambite y Orusco, siguiendo el ejemplo de San Antón Abad que en el Siglo IV  marchó a vivir al  desierto en Alejandría.

Proliferaron tanto los eremitas, que en época medieval se les persiguió por ser gente que vivía descontrolada.

Los jóvenes del Tajuña, ante esta situación, marcharon a Avignón, donde por entonces residía el Papa Luna, Benedicto I, y pidieron permiso al pontífice para fundar una orden monástica bajo la advocación de San Jerónimo.

Así fue como en el año 1415 quedó constituida esta orden, ocupando unos terrenos de Lupiana donde uno de los nobles jóvenes procedente de Guadalajara poseía tierras.

En 30 años, la Orden Jerónima llegó a tener 30 monasterios. Los más sobresalientes, después de la Casa Madre fueron: Guadalupe, El Escorial, Yuste, y sobre todo, los Jerónimos de Lisboa.

Tras la Desamortización de Mendizábal, muchos monasterios se abandonaron y algunos volvieron a renacer 100 años después. El de Lupiana pasó a manos privadas y hoy, de sus tres mil metros cuadrados construidos, solo quedan en pie escasas dependencias, el bello claustro renacentista de Covarrubias, las cuatro paredes de su Iglesia y la torre. Sus cuantiosas riquezas y obras de arte, se dispersaron por la provincia.

Respecto a la Orden que nos ocupa, nueve jerónimos agrupados en el Monasterio de El Parral de Segovia son los últimos supervivientes de aquella gran Orden cuyos monjes quedaron inmortalizados por Zurbarán.

Los caminantes hemos dejado los coches en la plaza del Ayuntamiento de Lupiana, pueblo alcarreño a orillas del río Matayeguas situado en un apacible valle al que se asoma desde lo alto el que fue famoso monasterio con su torre almenada vigilándolo y protegiéndolo.

Pasaban las nueve cuando salimos caminando desde la plaza dejando atrás  la fuente y el lavadero y ascendiendo por una calle empinada llamada Camino del Monasterio que nos saca de la villa y por una estrecha senda rodeada de vegetación  alcanzamos la cima sobre la que se alzan esbeltos, unos cuantos cipreses que guardan en su memoria los cánticos de aquellos monjes que estudiaban siete años música 


Antes de llegar a una amplia Vía Pecuaria que nos llevará hasta Horche, pasamos por delante de la Fuente de los Siete Caños. El día era esplendido de luz, en el cielo azul no asomaba una sola nube. Ya se distinguen brotes verdes en las ramas de los árboles y florecillas de colores, proclaman la ansiada primavera.



Mientras camino voy pensando como la Naturaleza nos espera cada domingo para ofrecernos su esencia, haciéndonos sentir emociones diversas. Quizás sea esta la razón por la que no queremos faltar a la cita semanal con ella y siempre nos despedimos diciendo “hasta la próxima”.



Nuestro camino se complicó al tener que cruzar la carretera que une Guadalajara con Cuenca obligándonos a saltar por un terraplén en el que el destino quiso que Vicente sufriera una lesión que le hizo llegar hasta Horche pasándolo mal.


Bajo los soportales del Ayuntamiento de la villa de Horche, en la plaza, hemos parado a tomar un trago de la bota de Antonio con vino de Jaime y un pincho de tortilla de setas preparado con cariño por Gloria. Con detalles como estos, es evidente que no solo acudimos el domingo a la llamada de la Naturaleza, en igual medida acudimos a encontrarnos con nuestros amigos caminantes entre los que reina el mejor ambiente posible. 


Dejamos a Vicente sentado en una terraza esperándonos a que regresáramos con los coches y emprendimos la marcha de vuelta hacia Lupiana, esta vez, por el valle del río Ungría. De nuevo hemos de atravesar la carretera de Cuenca y entre campos labrados en los que verdean los sembrados vamos disfrutando de la primavera que tanto añorábamos. Nos admira que un río tan pequeño como el Ungría genere un valle tan fértil. Lo hemos cruzado por un pequeño puente y hemos visto su crecida corriente que irá a engrosar la del Tajuña.






Un poco más adelante hemos cruzado el río Matayeguas, igualmente, con abundante caudal. Mientras nos acercamos a Lupiana el calor del medio día se nos ha echado encima. Dice Julián que hemos hecho solo 13 Km. pero a los caminantes hoy nos han parecido más. Hemos regresado a buena marcha queriendo llegar cuanto antes a por nuestro lesionado, que sin ninguna mala intención, sino por un descuido general, hemos dejado “solo” en la plaza de Horche ¡valla fallo! Vicente, te pedimos que nos disculpes y sobre todo, deseamos que te recuperes pronto y puedas emprender tu Camino de Santiago en plena forma, pues tanta ilusión te hace.

¡HASTA LA PROXIMA!






Crónica: Uclés






Salimos de Alcalá a la hora de costumbre; en la churrería de Torres de la Alameda nos dieron la bienvenida además de churros y café. No tardamos en seguir con dirección a Perales de Tajuña con destino Uclés, ya en la provincia de Cuenca.

Los termómetros marcaban cero grados cuando llegamos frente al ayuntamiento, donde nos hicimos la
foto de inicio.



Uclés tuvo un poderoso cas􀆟llo, situado en lo alto de un cerro, del que aún son visibles la torre albarrana,
un lienzo de muralla y dos torreones, además de una puerta de acceso al recinto fortificado, llamado
Arco de la Fuente. Conquistas y reconquistas marcaron sus días hasta que en el año 1174 Alfonso VIII, definitivamente en manos cristianas, la cedió a la Orden de Santiago.

El conjunto urbano se organiza en torno a la Plaza Mayor y a pesar de la evolución negativa de los últimos dos siglos, aún conserva varios magníficos ejemplos arquitectónicos, incluido el Ayuntamiento, con
fachada por cada. Pero el símbolo máximo de Uclés es la casa conventual de la Orden de Santiago, el
monasterio que mas tarde veremos. .

En el paseo de salida del pueblo observamos el cuidado y pulcritud de casas, como recién encaladas y

sus calles con limpieza y mantenimiento esmerado.

Nos dirigimos hacia el monte que hoy nos prestará su senda; haremos una pequeña parte del Camino
de Santiago y que en este sector se dibuja sobre una loma entre dos valles; el monasterio se hace omnipresente a nuestras espaldas.



El sol va venciendo al frío matinal cuando, ya pasada la Cañada del Gredal, llegamos a la casa en ruinas
del telégrafo de Uclés. El camino es muy agradable, con aspecto casi primaveral y flanqueado por pinos
jóvenes y vistas de los valles a ambos lados.


A mitad de camino nos cruzamos con un rebaño de ovejas y conversamos unos momentos con el simpático pastor.


En el monte vecino hacia el este podemos observar el parque eólico del que Perez Reverte decía en
2009: “Y acabo de enterarme de que hay un proyecto, apoyado por la Junta de Catilla‐La Mancha, para
instalar un parque eólico con torres de 121 metros de altura a tres kilómetros y medio de allí, (Uclés)
sobre la sierra vecina. Reventando no sólo ese magnífico paisaje histórico y natural, sino también el del
cercano parque arqueológico de Segóbriga. Con fondo de molinillos dando vueltas. Flop, flop. Imaginen
la foto”.
En efecto, el parque está allí en la actualidad, en el escenario de dos batallas importan􀆡simas en la historia
de España: Contra los musulmanes y siglos después contra los invasores franceses. Hay que señalar
en este punto que también el AVE con su cicatriz en el terreno se ha cobrado su tributo a cambio
de velocidad.
Llegado el momento del merecido descanso, recobramos las fuerzas con unas frutas y recordamos a
los compañeros Flor y San􀆟ago ya que son los donantes del caldo “made in La Mancha” que porta hoy
la bota, ¡gracias compañeros!. Hicimos buen uso de él.




De regreso por la misma vía pero con Poniente a nuestra derecha, podemos ver Tarancón en la lejanía.
Ya de regreso en el casco histórico observamos algunas casas digamos que singulares.


Es el momento del monasterio, nos hará de guía Ana. Hay que significar que nuestra guía fue alcaldesa
de Uclés en el periodo 2007-2011 encabezando la lista del PP.
Historia: El cerro sobre el que se asienta el monasterio, acogió ya en la Antigüedad un castro cetíbero.
Fueron sin embargo los musulmanes quienes construyeron una fortaleza con imponentes parapetos
defensivos, algunos de los cuales se pueden observar aún hoy en día. Tras ser defintivamente conquistado
por los cristianos, el rey Alfonso VIII cedió en 1174 el castillo a la Orden de Satiago, convirtiéndose
en su casa matriz. Con el paso del tiempo, se fue constituyendo un intrincado conjunto de dependencias
en las que residían los miembros de la orden, que se unieron a la fortaleza y a la iglesia construida
tras la conquista cristiana.
Tras el fin de la Reconquista, el conjunto de edificios sufrió una remodelación radical, que acabó con
gran parte de los elementos defensivos del castillo (no así con las murallas, que aún se conservan: una
primera muralla protegía la antigua huerta, regada con las aguas del río Bedija; una segunda, actualmente
en muy mal estado, deja aún entrever su disposición en forma de dientes de sierra) y le dio el
aspecto actual.
La construcción del monasterio se inició el 7 de mayo de 1529, durante el reinado de Carlos I (la corona
había adquirido en el siglo XV el maestrazgo de la orden), comenzando por el ala este, que es de
es􀆟lo plateresco. Las trazas originales son de Enrique Egas. En el úl􀆟mo cuarto del siglo XVI comenzó la
construcción de la iglesia de es􀆟lo herreriano. Avanzado el siglo XVII las obras del pa􀆟o, la escalera
principal continuaron, al tiempo que se concluían las alas oeste y sur. La obra finalizó en 1735, bajo el
reinado de Felipe V, elevándose un cuerpo la nave oriental y terminándose la portada principal, que es
de es􀆟lo churrigueresco.
Para su construcción se utilizó piedra de Cabeza del Griego (Segóbriga), sobre todo en la fachada oriental.
En 1836, con la desamortización de Mendizábal, la Orden de Santiago tuvo que abandonar el edificio.
A principios del siglo XX se destinó el monasterio a colegio de segunda enseñanza y más tarde a noviciado
y colegio de agus􀆟nos, hasta que en 1936 fue saqueado y destrozado interiormente, instalándose
luego en él un hospital provisional. Terminada la Guerra Civil, se dedicó a cárcel para presos políti-
cos entre los años 1940 y 1943, en cuyo periodo murieron más de trescientos presos fusilados o a causa
de diversas enfermedades y fueron enterrados en una zona externa al monasterio conocida como
«La Tahona». Desaparecida la prisión al cabo de esos años, fue restaurado y recibió en octubre de
1949 el seminario menor del obispado de Cuenca, con el nombre de Seminario Menor "Santiago Apóstol".

El artesonado de su refectorio, tallado en madera de pino melis, está compuesto por 36 casetones
que corresponden a 36 bustos de maestres, priores y caballeros de la Orden. Destacan entre ellos el
dedicado a don Álvaro de Luna (que en lugar de su efigie con􀆟ene una calavera coronada rodeada de
la inscripción "VOSOTROS NOBLES BARONES, SABED QUE A NADIE PERDONO", referidas a la muerte) y el de Carlos I que ocupa el lugar central con sus atributos imperiales: una espada y un orbe. En el
lado sur figura un escudo de España.



La an􀆟gua sacris􀆡a 􀆟ene dos naves formando ángulo recto. Tiene una bóveda de crucería con elementos
ojivales. Las labores platerescas cubren frisos, columnas y pilastras.
La iglesia es obra de Francisco de Mora (discípulo de Juan de Herrera, arquitecto de El Escorial), que
estuvo al frente de las obras durante 22 años. Por eso se le denomina a veces al monasterio el Escorial
de la Mancha. Es de cruz la􀆟na y 􀆟ene una sola nave, con cinco tramos y un coro elevado. Tiene 65
metros de larga y 12 de ancha. El crucero es más alto y se cierra en forma de linterna. La cúpula es de
media naranja y está adornada con gajos sobre pechinas, es de Antonio Segura. El crucero está separado
por una verja decorada con las armas reales y la cruz de Santiago. En su única nave se forman
capillas laterales intercomunicadas, que forman como dos naves laterales. Su construcción se terminó
en 1598.
El retablo mayor original era de es􀆟lo greco-romano con tendencias barrocas y de él se conservan restos
en su parte superior. Fue encargado a Francisco García Dardero. El resto fue destruido durante la
guerra civil y luego reconstruido en escayola. El cuadro que preside el retablo es de Francisco de Ricci,
pintor de cámara de Felipe IV, y ha sido restaurado recientemente.
El Panteón. Entre la sacristía y la iglesia se halla la entrada a la cripta, que tiene forma de cruz la􀆟na.
Hoy está des􀆟nada a teatro y no quedan restos de enterramientos. La antigua iglesia fue sepultura de
ilustres personajes de la Orden de Santiago. Allí se enterró a Doña Urraca, al Maestre Rodrigo Manrique
y a su esposa, así como a su famoso hijo Jorge Manrique y muchísimos personajes más de la Orden.
Hoy no se sabe exactamente dónde reposan estos restos. Al construirse la actual iglesia (1602)
los sepulcros existentes en la iglesia de Santiago fueron reubicados en un subterráneo de la misma al
cual se bajaba por una escalera de 80 escalones que había en una capilla debajo del coro.
Se discute si en una celda de la cripta que hay debajo del altar mayor estuvo preso Francisco Quevedo,
hay opiniones para todos los gustos.


Concluida la extensa visita, por otra parte incompleta y que Ana se ofreció a terminar en otra ocasión,
que a mi juicio debemos aceptar por lo atractivo del tema, llegamos exhaustos a la tienda de D. Emilio.
Mano de santo a esas horas: Paté, queso, ajo arriero, mantecados y de beber vino y resoli nos pusieron
al día la cuenta de resultados del estómago.
Finiquitamos el asunto con la caña habitual y ya en la Plaza Mayor, y sin remilgo alguno nos comimos
los hojaldres de manzana que preparó Antonio, lo sé de buena fuente.





Pero todavía esta jornada nos deparaba una
alegría mas: El escudo creado por Jose Luis
Sorprendente ¿no?

¡HASTA LA PRÓXIMA!








miércoles, 10 de abril de 2013

Próxima salida


GRUPO De CAMINANTES         

PRÓXIMO RECORRIDO: 14 de abril

LUPIANA----HORCHE        Camino REAL DE GUADALUPE
RAMAL:camino de los monjes

 ISTANCIA: 12 kms
      
SALIDA A LAS 8 DE  LA

MAÑANA DEL PARQUE O`DONELL
  
NOTA:DEBIDO A LA DISTANCIA DESDE Alcalá 3   los no CONDUCTORES

Crónica: Pezuela de las Torres


Ruta: Pezuela de las Torres.

Distancia: 7 Km.

Dificultad: Baja

Nuestra marcha de hoy ha tenido como novedad que nos la ha mostrado Mariano, un vecino de  Pezuela de las Torres que generosamente nos ha dedicado su tiempo y nos ha paseado por los alrededores del pueblo que le vio nacer.

Delante del ábside románico de su iglesia, nos hemos hecho la foto de grupo y hemos dejado los coches para echar a andar hacia la ermita de la Soledad que está junto al cementerio y en el camino que desciende hasta la Fuente de Abajo a  donde nos dirigimos. 


Para llegar hasta la fuente hay  que bajar una pronunciada pendiente y mientras lo hacemos, vamos viendo, en el profundo valle que aparece ante nosotros, campos sembrados, algunas huertas y diferentes caminos que serpentean en cualquier dirección por los distintos cerros.

Delante de la fuente, Mariano nos recuerda que hace tiempo, de sus cinco caños salía agua con la que se abastecía todo el pueblo, pero que desde que se llevó el agua corriente a las casas, el caudal se redujo a los dos caños que ahora vemos y que vierten sobre un pilón abrevadero y una gran pila lavadero, lugar donde en otros tiempos, la gente del pueblo se reunía a charlar y comentar todos los acontecimientos  del día. 


Allí delante, yo me imaginaba, el trasiego de mulas y burros cargados con los cántaros camino de la fuente y a las mujeres cantando de camino al lavadero  con los cestos de ropa para lavar y hasta a los niños jugando alrededor del agua dando vida con sus voces y griterío a este paisaje que hoy vemos tan solitario y silencioso; pero aunque la vida ha cambiado, ahí sigue la fuente desafiando el paso del tiempo, sin dejar de soltar su  agua y con las marcas que le dejaron los miles de cántaros que en ella se llenaron.  


Desde la fuente bajamos hacia el valle por uno de los montes y por una senda a media ladera. Las zarzamoras remarcan las lindes del sendero. El campo está salpicado de olivos, muchos de ellos abandonados. También aparecen algunas higueras que ahora tienen sus ramas tristes y grises como Juana de Ibarbouru les canta en su poema.

Frente a nosotros se divisa un gran pinar. Nuestra senda mientras nos aleja del pueblo, nos acerca a unas cuevas que desistimos de visitar. Por una pronunciada cuesta al fin llegamos al nacimiento de otro manantial que según nos cuenta Mariano antes llevaba mucha más agua.


Continuamos por una carretera durante un buen trecho y la abandonamos para comenzar a ascender por un monte repleto de pequeños robles hasta alcanzar de nuevo el páramo donde se encuentra Pezuela de las Torres. Ahora entramos en el pueblo por una urbanización llamada  de ”Los Caminos”, situada en un entorno de amplios campos de labor.


Caminando por el pueblo, aún se aprecia su antiguo aspecto agrícola y rural. La mayor parte de sus casas están blanqueadas. Hemos pasado por delante de la antigua posada, una casona del Siglo XVIII y estando al lado del antiguo Pósito ha aparecido Pio que nos ha llevado a su bodega. ¡Menuda sorpresa! Resulta que Pezuela está toda horadada por debajo de sus casas formando bodegas. La de Pio es espectacular; además, hemos sido recibidos con un caldo caliente, unas botellas de vino y unos platos de jamón.



 Como despedida, nos ha regalado a todos un almanaque con motivos del Belén Viviente que cada año escenifican los vecinos del pueblo y un paquete de garbanzos cultivados por él ¡Todo un detallazo!

Hemos quedado pendientes de que nos devuelvan la visita. De Asociación a Asociación. Ellos de la de agricultores de Pezuela y nosotros de una Asociación cultural de Alcalá.



Al salir de la bodega, la campana de la Iglesia tocaba con obstinación pues era la hora de misa y nos hemos acercado hasta la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción para verla por dentro. Se trata de un templo de tres naves, teniendo la central, cabecera circular. Por fuera, en la nave de la epístola hay un bonito pórtico renacentista cubierto, con un jardín delante dando toda esta fachada a la plaza donde se halla la Picota del Siglo XVI de siete metros de alta, levantada sobre unas gradas y rematada por cuatro leones.



Pezuela de las Torres perteneció hasta mediados del Siglo XVI al concejo de Alcalá, formando parte de 25 villas de su alfoz.

Los vecinos hubieron de reunir un millón  y medio de maravedíes que pagaron al rey Carlos I para alcanzar el privilegio de convertirse en villa; siendo la primera que se separó del Alfoz y firmado su título por la reina Doña Juana.

Fue en tiempos de Felipe II cuando se levantó su rollo o picota que para entonces era muestra de haber conseguido el título de villa. Anteriormente, los rollos y picotas tuvieron otra función cuando en las Partidas de Alfonso X quedó legislada la picota como un lugar de exhibición para castigo y deshonra.
Teniendo en cuenta su función ejemplarizante solían ubicarse en las entradas de los lugares y en las plazas.

Fueron las Cortes de Cádiz del Siglo XVIII  las que abolieron los señoríos y también ordenaron destruir estos símbolos intimidatorios que sirvieron de escarnio. En la actualidad las que han permanecido han quedado como bien de interés cultural.


Antes de abandonar Pezuela visitamos la bodega de Mariano, nuestro guía de hoy y regresamos a Alcalá cuando el cielo se cubría de nubarrones negros que no tardaron en descargar su agua.

¡HASTA LA PRÓXIMA!