Ruta: Desde Horche a Armuña de Tajuña y vuelta por el Camino de los monjes.
Distancia: 13
Km .
Dificultad: Baja
Fecha: 28
de Abril de 2013
Esta
mañana de domingo amaneció con una
temperatura muy baja y además con viento; por eso, cuando llegamos a Horche no
parecía que la primavera hubiese llegado y hemos vuelto a coger los guantes.
Este
pueblo conserva un trazado urbano de los siglos XVI y XVII. En su plaza y otras
calles aparecen columnas de madera rematadas por capiteles en forma de zapata,
formando pequeños soportales.
Fue Sidi Abdremen, siendo gobernador de
Guadalajara quien en el siglo VII, fundó en este lugar una alquería donde iba a
descansar y disfrutar de su abundante
agua fresca y la llamó Orche, en recuerdo de su pueblo en Mesopotamia.
En
el siglo XI, Alvar Fáñez, que para los caminantes ya es como de nuestra
familia, rescató estas tierras de manos musulmanas.
El
título de villa se lo concedió a Horche el rey Carlos I emancipándola de Guadalajara para siempre. Casi dos mil
maravedíes tuvieron que pagar al monarca los entonces trescientos vecinos, pero
ya pudieron levantar su royo o picota en señal de independencia.
Desde
la Plaza Mayor
de la villa, en la que se encuentra el Ayuntamiento y una fuente de agua
potable, hemos salido los caminantes por la Calle de la Fuente Vieja , donde hemos
podido admirar y fotografiar un hermoso lavadero del siglo XVI con forma
circular y cubierto de tejas, al que la gente del pueblo acudía a lavar y
a por agua para beber, hasta que Horche
dispuso de agua corriente. Dicen en el pueblo que hasta cien mujeres lavaban a
la vez en este gran lavadero.
Un
poco más adelante encontramos en otro bonito rincón la Fuente Nueva junto a un pilón abrevadero para el ganado.
Continuamos
por el Camino del Molino que nos saca de la población y nos conduce hacia una
torrentera pedregosa y bastante pronunciada por la que hemos bajado hacia el
Valle del río Ungría que ya divisamos a lo lejos y del que nos separan unos
doscientos metros de pendiente. La campana del reloj de Horche nos despide
dando las nueve y media de esta mañana fría de Abril.
Desembocamos
en la carretera que va desde Guadalajara a Cuenca .Giramos a la derecha y
continuamos por ella unos pocos metros para abandonarla enseguida y comenzar a
ascender por una senda paralela al arroyo que llaman de los frailes.
Continuamos
adelante y de nuevo nos encontramos con la carretera que nos impide cruzar al
lado contrario por donde desciende el río Ungría camino de desembocar en el Tajuña muy cerca de donde estamos Y a donde
querríamos llegar, pero nos vemos
obligados a continuar por la carretera durante un kilómetro hasta llegar al
Restaurante La Vega. Su
chimenea despide un olor a puchero de alubias que a estas horas nos hace la
boca agua.
Allí
mismo giramos a la izquierda y nos adentramos en el monte para alcanzar el
camino de carros por el que los monjes Jerónimos bajaban desde Horche hasta la Vega del Tajuña con sus
carretas y caballerías en dirección a Guadalupe, de donde aún les separaban
varias jornadas.
Solo
nos queda volver a subir a la villa que ya vamos divisando con su caserío
apiñado alrededor de la
Iglesia al borde de un alto páramo, rasgo muy común en la
situación de muchos pueblos alcarreños.
Ha
comenzado a nevar y cubiertos de copitos blancos llegamos a la Plaza Mayor que ha cambiado de
aspecto de como la encontramos por la mañana. Ahora está llena de gente que
refugiadas bajo los soportales están
celebrando la fiesta del vino. Hay vino y migas para los vecinos y los
visitantes y allí terminamos nuestra marcha.
Nos hemos encontrado con
Antonio Dávila, el presidente de los Amigos Del Camino Real de Guadalupe y
nuestro compañero caminante, Luís, le condecoró con nuestra placa.
HASTA LA PRÓXIMA
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