Grupo
de Caminantes
Ruta: Morata de Tajuña – Morata de Tajuña
(Por el camino de las vegas a Chichón)
Distancia: 12 Km.
Dificultad: Baja
Fecha: 12 de Enero de 2014
Hoy,
doce de Enero del 2014, diecinueve caminantes nos hemos encontrado para
arrancar con la primera marcha del año.
El grupo ha crecido en cantidad y sobre todo en calidad y era muy bonito
ve con cuanto cariño nos saludábamos a
las ocho de esta mañana fría en el Parque Odonnell de Alcalá y la alegría que
sentíamos de vernos. Hoy he visto que necesitamos tanto el contacto con la
Naturaleza cada domingo como el encuentro con todos y por esta razón, hemos
echado en falta a amigos como Jesús, Jaime y Mariana que esperamos ver pronto.
Previamente
he de decir que durante nuestro
encuentro aún no había clareado el alba y el amanecer se estaba haciendo el
remolón.
Con
bastante oscuridad hemos salido hacia Morata de Tajuña con la intención de
continuar el Camino de los Monjes hacia Guadalupe.
En
la churrería de la Plaza Mayor de Morata y frente al Ayuntamiento, hemos tomado
café con porras mientras unos con otros comentábamos dicharacheros los días de
las Navidades pasadas… Julián ha tenido que dar una voz para que comenzáramos a
andar unos minutos antes de las diez.
Delante
del Ayuntamiento de dos plantas que preside la Plaza nos hemos hecho la foto de
grupo y seguidamente hemos salido en dirección a la ermita de Nuestra Señora de
la Antigua, patrona de la villa.
Continuando
por el camino que sale a su izquierda vamos adentrándonos en la vega del río
por donde caminaremos hoy.
El
río Tajuña que nace en Maranchón en la provincia de Guadalajara y desemboca
en el río Jarama cerca de Titulcia, tiene 120 Km. de largo y en él ha desembocado
nuestro río Ungría que tantos domingos hemos acompañado.
El
Tajuña a su paso por Morata origina un amplio valle que se ensancha hasta un Kilómetro. Nuestro
camino va por medio del valle y a
nuestra izquierda tenemos unos montes de yeso por cuyos bordes regresaremos.
Numerosos
caces de agua cruzan la vega y numeroso molinos harineros siguen acompañando
al Tajuña, así como todas sus fértiles parcelas de regadío que proporcionan
riqueza a todos los pueblos que tiene en sus orillas.
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Los
vecinos de Morata que son gente amable dispuestos a compartir los recuerdos e
historias de su pueblo, nos han comentado que hace años de Morata salían 30 y
40 camiones diarios llenos de verduras y frutas para Madrid. En estos momentos
las parcelas están preparadas la mayoría para la siembra y las que están dando
ya producción son las de ajos.
Una
vecina nos ha dicho que el pueblo tiene ahora 7.000 habitantes de los que 1.500
son emigrantes. El pueblo se ve que fue agrícola, es grande y está tendido por
una ladera mirando hacia el sur, pero de sus antiguas construcciones de adobe y
grandes casas solariegas quedan pocos ejemplos. Urbanísticamente se ha
deteriorado creciendo desordenadamente en sentido horizontal y vertical.
Es
el mismo desorden que vemos en nuestro camino. Numerosas casas-chabolas
poblando la amplia y productiva vega dándole una fea imagen en este tiempo en
el que el campo carece del tono verde que todo lo hace más amable.
En
un momento, nuestra senda nos acerca hasta la misma orilla del río y era
asombroso verlo seguir su camino con su caudalosa agua, indiferente al maltrato
que algunos hombres le producen. Lo cruzamos
por un puente de piedra y lo dejamos a nuestra derecha para no volver a verlo
el resto de la marcha.
Al
llegar al Molino del Manco, tenemos delante la carretera M 311 que une Morata
con Chichón y por ella, girando a la izquierda, seguimos durante unos 400
metros para abandonarla enseguida y continuar por la vía pecuaria que cerca del
monte nos lleva de regreso a Morata a donde queremos llegar antes de que
cierren la iglesia.
Cuando
paramos a tomar la fruta lo hacemos en un paraje acorde con todo lo que vamos
viendo desde hace casi tres horas. Gracias que sin mirar a nuestro alrededor,
compartimos alegremente un mazapán delicioso hecho por Isabel y por supuesto,
el vino de la bota que hoy eran dos; una con tinto de crianza gentileza de
Gloria y otra con málaga virgen de Angelo.
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El
día ha tenido prácticamente un único color, el gris. En un momento, el sol rompió
la niebla, pero lució solo un ratito.
De
nuevo en el pueblo, subimos hasta la Iglesia de Nuestra Señora de la
Concepción. Por dentro sorprende su anchura descomunal.
Enseguida
nos cuentan que quedó desecha en la Guerra Civil, pero que con el esfuerzo de
todos los vecinos, han logrado lo que tenemos a la vista: Una nave con cuatro
capillas laterales y un gran retablo
dorado con siete lienzos con escenas de la Virgen y siete tablas con relieves
de pasta de madera con escenas de la pasión.
El
suelo del templo es de mármol blanco Y
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No
quiero acabar esta crónica sin hablar de La Pasión Viviente de Morata de
Tajuña. Todos los Jueves Santo, más de 300 personas del pueblo actúan en la representación y muchos visitantes acuden esa tarde a un
pueblo que se transforma en Jerusalén por unas horas. Es la única Pasión que
cuenta con la Bendición Papal
¡HASTA LA PRÓXIMA!
LA RUTA EN IMAGENES
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