martes, 28 de enero de 2014

Crónica 26 de enero de 2014 de Chinchón a la Laguna de San Juan


Grupo de Caminantes

Ruta: Chinchón – Laguna de San Juan

Distancia: 12 Km.

Dificultad: Baja

Fecha: 26 de Enero de 2014


 Cuando esta mañana del último domingo de Enero salimos los caminantes de casa hacia nuestro punto de encuentro, una media luna en forma de guadaña lucía en la bóveda celeste antes del amanecer, perfecta en su Cuarto Menguante. La temperatura era muy buena y auguraba un buen día.

Tras tomar el café en Chinchón, hemos atravesado su Plaza Mayor y hemos disfrutado de su singular belleza a una hora temprana cuando el bullicio no había llegado a ella y el sol ya había empezado a calentarla.


Nuestra ruta hoy se dirige hacia La Laguna de San Juan.


Salimos de la villa  por la carretera 404 que va a Titulcia, pero antes paramos delante de la ermita donde se guardan los patronos de Chinchón, San Antón y la Virgen de Gracia para hacernos la foto de grupo en su pequeño atrio.



Dejando a nuestra izquierda el monumental monasterio de Clarisas  descalzas de San Francisco y a la derecha el Matadero Municipal, salimos de la población por la carretera mencionada caminando  por ella con precaución durante un kilómetro y medio. La abandonamos girando a la izquierda y continuamos por una ancha pista en dirección Este.

Nos encontramos  sobre un gran páramo en una mañana clara y soleada que nos hace disfrutar con la vista de innumerables  parcelas de olivos que alternan  con otras de viñedos y algunas de cereal recién sembradas, ofreciéndonos un precioso lienzo amable y relajante. A nuestro lado, corre el arroyo Carcavillas que va completamente seco.  Detrás dejamos la Urbanización Nuevo Chinchón esparcida  por un montículo.


Bajo algunos olivos, de vez en cuando, vemos tendidas unas mantas sobre las que unos campesinos, barean el árbol y recogen el preciado fruto que está en el punto de maduración  ideal para ser llevado a la almazara y extraerle su rico zumo.

Llama la atención el orden  que lucen los olivos centenarios, perfectamente alineados y equidistantes  soportando con orgullo el peso de sus ramas repletas de aceituna picual que tiran de él hacia el suelo.

Ocurre lo mismo con las parcelas perfectamente cuidadas y sin una mala hierba, de viñedos bien  podados.
  

Cuando llevábamos una hora andando por este paisaje tan singular, giramos a la izquierda abandonando el arroyo que en ese preciso punto ha alcanzado una gran profundidad. Seguimos  por una planicie de  paisaje similar mientras vamos viendo, muy a lo lejos, la sierra de Madrid completamente cubierta de nieve.

Ha llegado el momento de parar a tomar la fruta y lo hacemos ocupando cada uno el tronco de un olivo haciendo real el refrán de “cada mochuelo a su olivo”


Ni rastro de población a la vista hasta hacer un nuevo giro a la derecha y comenzar a divisar las poblaciones de Cienpozuelos y Titulcia.


Un poco más adelante el paisaje se trasforma en un terreno de barrancos profundísimos y nuestra cómoda pista pasa a ser una senda estrecha por la que a modo de tobogán vamos subiendo y bajando y avanzando por medio de las barranqueras rodeados de plantas de esparto hasta llegar a los 600 metros de altitud y ver como aparece ante nosotros y a nuestra derecha, el amplio valle del río Tajuña. Es tan plano y tan tendido que se diría que es una rambla. Al río se  le distingue por las especies de ribera que delimitan su cauce: chopos, zarzas, juncos y carrizos. El Tajuña está  en el último tramo de su recorrido, próximo a desembocar en el río Jarama.


Descendemos de golpe cuarenta metros para hallarnos delante de una profunda “Sima” de gran magnitud  y de un gran” Humedal”. Cerca hay un gran peñón a modo de atalaya desde donde divisar todo el valle y el río.


El humedal es un espacio protegido de la Comunidad de Madrid situado en la margen izquierda del río sobre el que hay repartidas cinco pequeñas lagunas de agua dulce que se alimentan de aguas subterráneas y de lluvias y desaparecen con el estío veraniego. La vegetación del humedal sirve de  reserva a aves residentes y de paso.


Nos situamos al lado de la Laguna de San Juan que es la más grande y desde el observatorio del Refugio de Fauna esperamos ver algún pato o polla de agua, pero con gran decepción, no solo no vemos ningún ánade o zancuda sino que ni siquiera escuchamos un lejano cuac -  cuac.





Continuamos por la orilla del humedal por una vía pecuaria que se llama Camino del Sotillo hasta llegar a la carretera 404 donde nos esperan los coches que nos recogen y llevan a Morata de Tajuña para tomar la cerveza.

Un día más tenemos que agradecer a nuestro guía y cartógrafo Julián de la Cosa, que nos conduzca  con tanta seguridad por caminos tan difíciles como el de hoy.




¡HASTA LA PRÓXIMA!


LA RUTA EN IMÁGENES














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