miércoles, 12 de noviembre de 2014

Crónica 9 de Noviembre de 2014 de Caspueñas a Valdeavellano



Grupo de Caminantes

Ruta: Caspueñas a Valdeavellano.
          Ruta del Río Ungría
Distancia: 12 Kms.
Dificultad: Baja
Fecha: 9 de Noviembre de 2014




Mañana fresca y de cielos despejados aunque la predicción cuenta que lloverá; nos encomendamos a San Julián del Camino al tiempo que tomamos café, de nuevo en Torija.
Ya desde la carretera podemos ver al fondo   del valle el pueblo alcarreño desde donde partiremos, Caspueñas, que todavía se despereza. Cuenta con 109 habitantes.
Hoy es la segunda jornada consecutiva que seguimos el Río Ungría.
En la puerta de la iglesia nos hacemos la foto de grupo, hoy reducido al dividirlo en dos por razones operativas.

      
Un amable vecino de Caspueñas se brinda a abrirnos la iglesia por lo que cambiamos el orden y aceptamos encantados la propuesta.

  
La iglesia Parroquial de Caspueñas está dedicada a María Inmaculada, fue construida en el siglo XVII, el año de su construcción es visible en una piedra dentro de la sacristía, 1624. También se encuentra dentro de la iglesia una placa que recuerda que Fray Alonso de Veracruz nacío aquí en 1507, estudió en la universidad de Alcalá y fue gran pensador y mejor misionero  Fundó en 1541 el Convento de Tiripetío (Méjico), estableció la primera biblioteca de América, así como la primera Universidad del continente con tres cátedras: Teología, Derecho Canónico y Leyes.
Salimos al camino donde brillan los amarillos otoñales de los chopos, cruzamos el Ungría y comenzamos la pertinaz subida por la ladera a la izquierda del río. Pasamos el desvío de Atanzón y seguimos subiendo. El valle se ve hermoso a nuestros pies.


     
Desde esta privilegiada atalaya se divisa Caspueñas a nuestras espaldas y Atanzón al otro lado del valle.
 El río Ungría tiene un recorrido total de aproximadamente 30 km, un afluente que es el arroyo Matayeguas y finalmente desemboca en el Tajuña por su margen derecha en Armuña de Tajuña.
La Asociación para el Desarrollo de la Alcarria y la Campiña (ADAC) está realizando gestiones ante la Junta de Comunidades de Castilla - La Mancha para la declaración de este espacio como Paisaje Protegido. Conviene recordar que a principio de los 70 con motivo de la concentración parcelaria sufrio una actuación muy agresiva toda la zona, cauce del río incluido.  
Disfrutando de tan generoso paisaje y de la caminata llegamos a Valdeavellano.



Pasamos la ermita de San Roque, pero ya sabéis el lance del perro de San Roque y Ramón Ramirez por lo que a Blaki no le hace mucha gracia el tema y seguimos; aquí tambien vemos algunas cuevas donde guardaban el vino y algunas servían para hacer reuniones gastronómicas con los amigos.


Pasamos delante de la portada, lo único que queda, de la casa de los Labastida o La Bastida, gente de la corte de hidalgos y caballeros acompañates de los Mendoza, y llegamos a la iglesia, que encontramos abierta. Hacemos una visita rápida ya que va a dar comienzo la misa de las once en breve.

  
A primera vista llaman la atención el ábside y la portada. Dedicada a Santa María Magdalena, data de finales del siglo XII con añadidos del XVI y XVII.

  
La entrada con sus seis arquivoltas, el abside y la pila bautismal son los elementos arquitectónicos mas notables.
Existe una viga con dibujos, seguramente  góticos, con la particularidad que se ven del revés, es decir boca abajo. Algunos interpretan que es una herejía, pero también cabe la posibilidad de que en alguna restauración, colocaran la viga como encajaba sin darle mas importancia a los dibujos.

   
Saliendo de la iglesia descubrimos la excelente picota del XVI donde nos acomodamos con la idea de dar “justicia” a las frutas.

           
Poco mas tarde vamos a ver el lavadero, la fuente de los ocho caños, el molino y el merendero; tanto Caspueñas como Valdeavellano se ven limpios y cuidados.
 


             En la fuente construida con sillares, se puede ver el escudo de Castilla y Leon tallado en piedra datado en el siglo XVI.

                                             
Atrochando por la cárcava iniciamos el regreso. A mitad del camino y en un despiste de San Julián nos cayeron tres o cuatro gotas, pocas, ya que reaccionó a tiempo el protector, y llegamos sin mas novedad a la cuesta que nos conduce a la plaza de la iglesia, donde empezamos. Queda para  la memoria una experiencia mas, diferente siempre.

      
Con la caña cerramos la jornada





                                 ¡HASTA LA PRÓXIMA! 






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