Grupo de Caminantes
Ruta: Caspueñas a Valdeavellano.
Ruta del Río Ungría
Distancia: 12 Kms.
Dificultad: Baja
Fecha: 9 de Noviembre de 2014
Mañana
fresca y de cielos despejados aunque la predicción cuenta que lloverá; nos
encomendamos a San Julián del Camino al tiempo que tomamos café, de nuevo en
Torija.
Ya
desde la carretera podemos ver al fondo
del valle el pueblo alcarreño desde donde partiremos, Caspueñas, que
todavía se despereza. Cuenta con 109 habitantes.
Hoy
es la segunda jornada consecutiva que seguimos el Río Ungría.
En
la puerta de la iglesia nos hacemos la foto de grupo, hoy reducido al dividirlo
en dos por razones operativas.
Un
amable vecino de Caspueñas se brinda a abrirnos la iglesia por lo que cambiamos
el orden y aceptamos encantados la propuesta.
La iglesia
Parroquial de Caspueñas está dedicada a María Inmaculada, fue construida en el
siglo XVII, el año de su construcción es visible en una piedra dentro de la
sacristía, 1624. También se encuentra dentro de la iglesia una placa que recuerda
que Fray Alonso de Veracruz nacío aquí en 1507, estudió en la universidad de
Alcalá y fue gran pensador y mejor misionero
Fundó en 1541 el Convento de Tiripetío (Méjico), estableció la primera
biblioteca de América, así como la primera Universidad del continente con tres
cátedras: Teología, Derecho Canónico y Leyes.
Salimos
al camino donde brillan los amarillos otoñales de los chopos, cruzamos el
Ungría y comenzamos la pertinaz subida por la ladera a la izquierda del río.
Pasamos el desvío de Atanzón y seguimos subiendo. El valle se ve hermoso a
nuestros pies.
Desde
esta privilegiada atalaya se divisa Caspueñas a nuestras espaldas y Atanzón al
otro lado del valle.
El río Ungría tiene un recorrido total de
aproximadamente 30 km, un afluente que es el arroyo Matayeguas y finalmente
desemboca en el Tajuña por su margen derecha en Armuña de Tajuña.
La
Asociación para el Desarrollo de la Alcarria y la Campiña (ADAC) está
realizando gestiones ante la Junta de Comunidades de Castilla - La Mancha para
la declaración de este espacio como Paisaje Protegido. Conviene recordar que a
principio de los 70 con motivo de la concentración parcelaria sufrio una
actuación muy agresiva toda la zona, cauce del río incluido.
Disfrutando
de tan generoso paisaje y de la caminata llegamos a Valdeavellano.
Pasamos
la ermita de San Roque, pero ya sabéis el lance del perro de San Roque y Ramón Ramirez por lo que a Blaki no le hace mucha gracia el tema y seguimos; aquí
tambien vemos algunas cuevas donde guardaban el vino y algunas servían para
hacer reuniones gastronómicas con los amigos.
Pasamos
delante de la portada, lo único que queda, de la casa de los Labastida o La
Bastida, gente de la corte de hidalgos y caballeros acompañates de los Mendoza,
y llegamos a la iglesia, que encontramos abierta. Hacemos una visita rápida ya
que va a dar comienzo la misa de las once en breve.
A
primera vista llaman la atención el ábside y la portada. Dedicada a Santa María
Magdalena, data de finales del siglo XII con añadidos del XVI y XVII.
La
entrada con sus seis arquivoltas, el abside y la pila bautismal son los
elementos arquitectónicos mas notables.
Existe
una viga con dibujos, seguramente góticos, con la particularidad que se ven del
revés, es decir boca abajo. Algunos interpretan que es una herejía, pero
también cabe la posibilidad de que en alguna restauración, colocaran la viga
como encajaba sin darle mas importancia a los dibujos.
Saliendo
de la iglesia descubrimos la excelente picota del XVI donde nos acomodamos con
la idea de dar “justicia” a las frutas.
Poco
mas tarde vamos a ver el lavadero, la fuente de los ocho caños, el molino y el
merendero; tanto Caspueñas como Valdeavellano se ven limpios y cuidados.
En la fuente construida con sillares,
se puede ver el escudo de Castilla y Leon tallado en piedra datado en el
siglo XVI.
Atrochando
por la cárcava iniciamos el regreso. A mitad del camino y en un despiste de San
Julián nos cayeron tres o cuatro gotas, pocas, ya que reaccionó a tiempo el
protector, y llegamos sin mas novedad a la cuesta que nos conduce a la plaza de
la iglesia, donde empezamos. Queda para
la memoria una experiencia mas, diferente siempre.
Con
la caña cerramos la jornada
¡HASTA LA
PRÓXIMA!
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